domingo, 30 de diciembre de 2007

¡Alégrate, el Señor está contigo!

Liturgia

Domingo, 30 de diciembre del 2007
LA SAGRADA FAMILIA

Eclesiástico3, 3-7. 14-17/ Colosenses 3, 12-21 /

Mateo 2, 13-15. 19-23
Salmo responsorial Sal 127, 1-5
R/. "¡Felices los que temen al Señor y siguen sus caminos!”

Santoral:

La Sagrada Familia de Jesús, María y José



EVANGELIO

Toma al niño y a su madre, huye a Egipto

a Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Mateo

2, 13-15. 19-23

Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».

José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.

Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta:

«Desde Egipto llamé a mi hijo».

Cuando murió Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto, y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño».

José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel. Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas:

«Será llamado Nazareno».

Palabra del Señor.



Mensaje de Esperanza 29-12-2007

¡Alégrate, el Señor está contigo!

Mensaje Espiritual

Sábado, 29 de diciembre de 2007
Día 5º dentro de la Octava de Navidad

1 Juan 2, 3-11 / Lucas 2, 22-35
Salmo responsorial Sal 95, 1-3. 5b-6

R/. " Alégrese el cielo y exulte la tierra”

Santoral:

Santo Tomás Becket, obispo y mártir

Doce velas para el 2008

Cuando se apagan, las últimas horas de este año 2007,

encendemos en lo más hondo de nuestras entrañas

los mejores deseos de paz, bienestar y alegría para el mundo.

¿Por qué no encender –ya desde ahora– doce cirios

que reflejen nuestra confianza y nuestra fe en Dios?

Esperanza para un mundo que se resiste a ser feliz.

La esperanza se siembra allá donde un cristiano trabaja,

vive y piensa.

Alegría para el hombre que sube y baja, trabaja y conquista

montañas, pero al cual le cuesta sonreir.

La alegría es sinónimo de un corazón sano y espiritual.

Fortaleza para los momentos de dificultad.

La nochevieja tiene un defecto: nos hace olvidar, por momentos,

que “el día siguiente” existe.

Fe en Dios.

El materialismo no da, por sí mismo, la felicidad al hombre.

Nunca, el ser humano se ha visto tan envuelto en el oropel

de la riqueza y, contradictoriamente, tan ansioso e inquieto

Paz con los que me rodean.

Uno de los fallos que tenemos es el pensar, en la paz que tenemos

demasiado lejos. Volcar nuestros esfuerzos por la fraternidad

cerca de nosotros, está a nuestro alcance.

Conformidad con lo que me acontece y tengo.

Frente al afán de tener, uno vive más feliz, cuando disfruta

de verdad con lo que tiene, no con aquello que nunca podrá alcanzar.

Ilusión por poner, en cada día del año que comienza,

una piedra que vaya edificando algo que merezca la pena.

Para nosotros y también para los demás.

Animo por empezar de nuevo el camino que dejamos inacabado

en la consecución de nuestros proyectos, trabajos o ideales.

Roma no se hizo en un día.

Limpieza de ese baúl de recuerdos ingratos y de trastos inservibles que,

en el año viejo, nos han aportado pesimismo, desazón o inquietud.

El corazón lo agradecerá.

Altruismo sano y divino para hacer más agradable la vida a los demás.

Una vida sin sensación de “hacer algo por alguien” es como

una tinaja que nunca conoció la frescura del agua.

Coherencia para vivir según lo que uno cree y no, desde aquellos postulados,

que los listos de turno nos dictan. Dar testimonio de nuestra fe, vivirla

y defenderla puede ser un claro síntoma de vivir lo que creemos.

Constancia en aquello que nos deseamos en las primeras horas de este año.

Un defecto que podemos tener es poner la primera piedra y olvidarnos

de seguir levantando el hermoso edificio que puede ser estos 366 días

de este 2008 que vamos a comenzar a recorrer.


domingo, 9 de diciembre de 2007

Mensaje de Esperanza 09-12-2007


Domingo, 9 de diciembre del 2007

DOMINGO IIº DE ADVIENTO

Isaías 11, 1-10/ Romanos 15, 4-9 / Mateo 3, 1-12

Salmo responsorial Sal 71, 1-2. 7-8. 12-13. 17
R/. "
Que en sus días florezca la justicia "

Santoral:

San Pedro Fourier, San Juan Diego

y Beato Bernardino Silvestrelli


¡UN CAMBIO POR EL SEÑOR!

1.- Seguimos marchando hacia la Navidad. Se revela el Señor, y ante su venida, no podemos permanecer indiferentes. Que no nos ocurra como a aquel peregrino que, sentado a la sombra de una marquesina del autobús, olvidó en casa lo más imprescindible para el viaje: el bastón, la mochila y un sobre importantísimo que debía entregar al final de su periplo. Llegó el autobús, y aquel hombre no estaba en condiciones para subir en él. Pasó de largo y, cuenta la leyenda, que lloró amargamente su descuido.

Habla Juan, en este segundo domingo de adviento, y predica porque, a muchos de nosotros, puede que nos encuentre debajo de nuestro cómodo templete o dispuestos a iniciar una marcha hacia la Navidad sin saber, previamente, cómo la hemos de encarar. O tal vez estamos sin convertirnos y sin demasiadas ganas de conversión. ¿Conversión? Se pueden preguntar algunos. Nos podemos preguntar algunos.

Siempre me llama la atención, con motivo de las próximas navidades, el hecho de que nuestras celebraciones penitenciales no sean tan extraordinarias (en cuanto a número) como, por ejemplo, las de Semana Santa. Como si, el nacimiento de un niño en una familia, no fuese motivo más que suficiente para limpiar de arriba abajo todas las habitaciones y rincones de la casa.

2.- La llegada de Dios a nuestro mundo merece un esfuerzo por parte nuestra: cambio y a mejor. Pero ¡ojo! El fin del Bautista no es solamente invitarnos a volver al Señor con un aire renovado. El objetivo de Juan es hacernos entender y sensibilizarnos sobre una gran verdad: EL SEÑOR ESTA CERCA.

+Tan próximo que, nuestra forma de pensar, ha de ser honesta y equilibrada

+Tan cercano que, nuestro proyecto gastronómico para las navidades, ha de ir en consonancia con la sobriedad y no con el afán consumista

+Tan al alcance de nuestra mano que, una transformación interior y exterior de cada uno de nosotros, no estaría nada mal ¡pero que nada mal! , ante el acontecimiento salvador en Belén.

¿Intentamos convertirnos? ¿Lo hacemos por el Señor? ¿Qué cobijos de nuestro ser no son agradables para el Señor?

Al principio, os decía lo del viajante que, por no estar preparado no pudo acceder al vehículo. Lo que no os he comentado es que, el resto de los viajeros, también se quedaron extrañados –amén de no llevar equipaje alguno- por la apariencia tan abandonada que presentaba.

3.- ¡Viene el Señor! Es el grito del Bautista. Vamos a envolvernos con un traje de fiesta. Si el Señor sale a nuestro encuentro, además de estar provistos con el equipaje de la oración, de la alegría, del amor, del silencio, de la caridad o del perdón, nos tiene que encontrar dispuestos a un pequeño o a un gran cambio en nuestra vida.

Dicen que, las Navidades, ablandan el corazón y también los bolsillos. ¡Qué bueno sería que, por lo menos, se suavizasen un poco nuestras mentes! ¡Qué gran regalo sería que, las navidades, nos acercasen más los unos a los otros! ¡Qué gran don que, los próximos días, significasen para nosotros una buena dosis de renovación espiritual!

Hay personas que sueltan aquello de: “para ser bueno no hace falta ir a misa”. Pero, si el tema no es ese. La gravedad del asunto es que ya no sabemos lo qué es pecado y qué no lo es. Nos cuesta hasta interpelarnos en qué y por qué hemos de cambiar. Nos hemos cortado una fe, y hasta un Dios, tan a nuestra medida que somos capaces de autojustificarnos y de buscar mil argumentos para concluir que, lo importante es ser bueno, cuando resulta que luego vemos que no lo somos tanto.

4.- ¿Conversión? ¡Claro que sí! En estos días se nos convocará al Sacramento de la Penitencia. Va a nacer Jesús: ¿acaso no se merece nuestro corazón limpio? Va a nacer Dios; ¿acaso no le hemos de brindar una vida más límpida o aseada, espiritual y físicamente hablando?

Si algo tiene el Adviento es su intención de acondicionar nuestras personas como si de esponjas se trataran. Dejemos que el Espíritu actúe en nosotros. No seamos arrogantes. No nos creamos los mejores. No concluyamos que, para la Navidad, todo es necesario menos estar en paz con Dios y con los hermanos. ¿Conversión? ¡Claro que si! España y otros países, para estar a la altura del resto de hermanos de Europa, tuvieron que modificar muchas cosas en su funcionamiento interno (unas para bien y otras para mal) porque sino perdían el tren de la historia (o eso decían).

Que no nos ocurra a nosotros algo parecido. Juan, ante la llegada del Señor, no nos pide conversión industrial, sino conversión personal; conversión comunitaria. Pues vamos a darles ese gusto: A Dios. A Jesús que viene. Al Espíritu que sopla y a la Iglesia que quiere que disfrutemos y nos beneficiemos con el Nacimiento de Cristo.

Javier Leoz

www.betania.es

Disculpas...

Hola a todos los visitantes, nos queremos disculpar por no haber actualizado este blog por tanto tiempo, pero debido a estudios y trabajo, que gracias a dios tenemos, hemos desatendido este blog.
Trataremos de hacerlo mas periodicamente a partir de ahora, gracias.